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lunes, 1 de octubre de 2012

Capítulo 9: Destino




Capítulo 9: Destino

Charity, convertida en un indómito ángel vengador, enterró su espada de oro en medio del pecho de un Vanthe, dejándolo tendido junto a sus otros camaradas bestias. Sus alas se plegaron hasta eclipsarse tras su espalda, sus colmillos se retrajeron hasta volverse comunes. Eso significaba que no había un solo Vanthe convertido en la cercanía, aun así, ella sintió el feroz deseo de asegurarse de que ninguno de ellos estuviera con vida. Jadeó de cansancio y empezó a llorar. Las lágrimas le mojaron la cara sin esperárselo.
Había visto antes a humanos morir. Esta noche no fue la excepción, había un montón de ellos a su alrededor, destrozados, mutilados, yaciendo en charcos de sangre escarlata y negra. Sin embargo, esa no era la única razón por la que estaba tan rota y abatida.
Corrió a toda prisa hacia Max, que se encontraba en el suelo con la camiseta manchada y desgarrada en medio, su boca expulsaba sangre roja, nítida, mucho más reluciente que la sangre humana. Sus tatuajes estaban danzando en su piel, comenzando a lanzar esos destellos azules que conocía tan bien. No sabía si eso era bueno, o malo, solo sabía que necesitaba llegar a él.
Cuando lo atrapó en sus brazos, ambos trepidaban, Max luchaba para mantener su poder sometido.
–¡Jerry! –Char lo sostuvo en su regazo con delicadeza.
Una lenta sonrisa se diseminó en la cara de Max.
–Me gusta... –él jadeó–, ese nombre. El nombre por el que tú me llamabas.
Ella lo abrazó más fuerte.
–Dime que estás bien, Jerry, por favor.
En silencio, él cerró fuertemente sus puños, evitando que su poder se liberara. Si se descuidaba, podría herirla.
–Si te digo que no, ¿seguirás abrazándome de ese modo?
En contra de sus instintos, Char se rió. Max dejó que su cuerpo terminara de sanar sus heridas por sí solo. Le daba tanto gusto que ella estuviera preocupada por él.
–Bueno, no estoy exactamente bien –Jerry declaró mientras se incorporaba–. Esta ropa costosa me da comezón, ¿siempre es así? ¿Cómo lo soportas? Además creo que las lentejuelas púrpuras no combinan con mis ojos. Es la peor crisis de moda por la que he atravesado, no tienes una idea. ¿Te incomodarías si te digo en dónde es que tengo comezón?
–¡Jerry! –Charity le dijo en tono de reproche.
–¡Charity! –se burló él en ese mismo timbre que ella había usado.
La princesa se limpió las lágrimas de la cara.
–Debí dejarte ahí tumbado –soltó con furia–. Me has dado un susto de muerte y tú solo estás ahí haciendo chistes. ¡Pensé que no había logrado salvarte! ¡Se me pasaron mil cosas por la cabeza! Yo... yo...
–¿Qué? –le preguntó Max, instándola a seguir y asiendo sus brazos con fuerza para que no lo dejara.
Charity estaba llorando de nuevo cuando respondió.
–¡Si vuelves a dejar que algo te pase, te mato! ¿Me oyes?
Él alzó las cejas, entretenido, las comisuras de sus labios amenazaban con curvarse hacia arriba.
–¡Qué suerte que no puedo morir! De otro modo, estaría preocupado –se puso una mano en el corazón–. Lamento haber osado a fastidiar su paciencia, Su Majestad.
Charity cerró las manos en puños sobre la camiseta de Jerry.
–Hay cosas peores que morir, plebeyo, de volver a molestarme, te haré cada una de ellas.
El tono malévolo de la chica era hosco, casi lo hace estremecerse.
–Princesa... hace mucho tiempo que no estaba tan feliz.
Ella aparentó extrañarse por eso.
–Vaya, debo trabajar más en mis amenazas.
Él miró sus ojos dorados en lugar de azules, su cara todavía húmeda en lágrimas brillando con algunos cabellos adheridos a sus mejillas sonrojadas. Su abundante cabellera estaba atada en una trenza que iniciaba sobre su oreja derecha y se deslizaba por encima de su hombro izquierdo, tenía el pelo largo, más dorado que de costumbre, como si cada hebra estuviera hecha de oro delgado. Sus labios eran voluminosos, sensuales, sobre todo al hablar, moviéndose y rozándose el uno contra el otro. Él quería desesperadamente besarla, sentía que moriría si no ponía la boca sobre la suya.
Charity le acarició cariñosamente la mejilla, sintiéndola caliente contra su palma. Le dolía estar tocándolo, sabiendo que tendría que dejarlo ir, le dolía estar viéndolo y que fuera tan condenadamente hermoso y dulce. Sus ojos azules estaban examinándola, su boca estaba entreabierta, invitándola a probarla, a deslizar su lengua hacia aquella oscura cavidad. Sus brazos estaban alrededor de ella, casi tocándola, envolviéndola en su calor, él solo los mantuvo cerca mientras le acariciaba el pelo con los dedos, como si tratara con discreción de deshacer su trenza.
Ese pecho fuerte la estaba invitando a reposarse contra él y aspirar su excitante aroma a algún néctar de miel. Tal vez una fresca champaña de miel, dulce, burbujeante. Ella notó el modo en que los músculos de sus brazos se flexionaban bajo su piel, endureciéndose con cada diminuto movimiento que hacían.
El mundo a su alrededor estaba cayéndose a pedazos y a ella solamente le importaba meterse en los brazos de este dios etrusco súper estrella del rock. Estiró la mano y la hizo resbalar desde sus pómulos hasta su barbilla manchada de sangre, la cual limpió con sus dedos, al igual que sus labios.
Él siseó bajo sus dedos, aunque ella no estaba segura de si era a causa del dolor o del placer, o ambas. Se percató de la suavidad de sus labios húmedos y una punzada de anhelo se le metió bajo la piel. Ansiaba con todas sus fuerzas fundirse en esa embriagadora boca masculina.
–¿Quieres salir de aquí, princesa? –Max susurró.
Cuando ella respondió con un asentimiento, él la atrapó desde las presillas de su pantalón y la puso de pie. Los dos esquivaron los cuerpos cadavéricos al caminar y se escabulleron fuera de Los Suburbios, hacia la noche.

–Esto tiene que parar –se quejó Colin al tiempo que sacaba las manos de Heather fuera de su camiseta.
Ella retrocedió, estupefacta.
–Espero que eso no signifique que estás rechazándome.
–No... No es quiera rechazarte. Es... me haces sentir culpable.
–¿Por qué?
Cole dejó escapar un suspiro lentamente.
–Escucha, hace años... Cuando mi hermana menor tenía dieciséis y su novio dieciocho, yo... no les dejé en paz. Quiero decir, me encargué de molestar a Damien durante todo su noviazgo por acostarse con mi hermanita pequeña. La excusa era que ella era una menor de edad y, bueno, justo ahora tú lo eres. Tienes la edad que tenía Ania y yo... no tengo dieciocho precisamente.
Heather parpadeó varias veces como si intentara descifrar lo que significaban esas palabras.
–¿Cuántos años podrías tener? Ania sigue luciendo de dieciséis. Tú...
–En ese entonces –intervino él–, Ania lucía de trece. Era una niña. Ha pasado mucho tiempo.
–¿Cuánto tiempo?
Cole vaciló. Si le decía su verdadera edad, ¿saldría huyendo?
–¡Tengo treinta y cinco años, es un delito tenerte!
Si Heather estaba impresionada, no lo demostró, simplemente sonrió.
–Luces bien conservado si me lo preguntas.
Él entornó los ojos.
–Mi edad física es de veintiuno.
La sonrisa de Heather se hizo más ancha.
–Eso es todavía mejor. Significa que escasamente me llevas cinco años. No es nada, ¿o sí? He salido con tipos que rozan los doscientos años y no creo que sea un problema.
–¿Has salido con otros Leives?
–No.
–¿Vanthes? –un tono de alarma se filtró en la voz de Colin.
–Vampiros.
Él golpeó su frente con la palma de su mano.
–¿Qué? –ella rebatió.
–Eso es repugnante.
Heather frunció el ceño y los labios, lo cual le recordó a Colin la manera en la que Miranda se enojaba con él. Era hermosa cuando se enfadaba.
–¿Acaso no has tenido una novia que te muerda en el cuello?
Ella aproximó la boca a su cuello y empezó a mordisquearlo afablemente. El cuello es una zona sensible. Él se estremeció.
–Tuve una –confesó, recordando a Miranda, sintiéndola.
Estaba justo aquí. Con él.
–Lo sé –Heather musitó al tiempo que convertía las mordidas en apasionados besos.
Era como si acabara de leer sus pensamientos, siempre había sido excesivamente intuitiva. Dejándose llevar, él movió sus manos hacia sus piernas, tocando sus delgadas piernas femeninas, acariciando sus muslos para alcanzar discretamente la parte alta de sus pantalones.
Heather trepidó debido al contacto de sus masculinos dedos enterrándose en su piel a través de la ropa. Solo eso la hizo querer emitir un sonido vergonzoso, pero lo contuvo, no quería que él pensara que estaba fuera de sus cabales.
Sin quedarse atrás, deslizó los dedos dentro de su camisa. Sintió su suave piel recubriendo cada uno de esos duros músculos definidos, sintió la temperatura cálida de su piel dorada y su corazón palpitando con apresuramiento tras sus costillas.
Él introdujo la punta de sus dedos en su pantalón, empujándolo hacia abajo para  revelar su ropa interior atrevida. Por un momento, creyó que Colin diría lo mismo que el resto de los chicos a los que había permitido ver sus prendas íntimas.
"¿Quién lo diría? La chica hippie usa tangas ardientes". Eso siempre le molestaba.
Colin no dijo nada, se limitó a sonreír de manera diabólica y corrió sus manos hasta su espalda para tratar de desabrochar su sostén.
–Me gusta que te desnudes –le dijo al oído–, para mí –concluyó.
Sus palabras estaban coloreadas de una nota de posesión que la hizo ponerse tensa y recelosa. Se alejó varios centímetros.
–¿Qué quieres decir?
Él capturó la mirada en sus ojos y dejó de mover sus manos.
–No me gusta que estés desnuda en todas partes.
Heather se hizo atrás, aferró sus brazos y lo obligó a retirar las manos de su cuerpo.
–No cambiaré –le advirtió.
La mirada de Colin se volvió desafiante.
–¿Me estás diciendo que seguirás paseando sin ropa por toda la ciudad? No me jodas.
–Cole, no sé si lo sabes, pero tengo ideales. No cambiaré por ti, ni dejaré que me prohíbas una sola cosa. Soy capaz de amarte tanto como desees, siempre y cuando me dejes ser yo misma.
Lo escuchó bufar.
–Ya lo sé. ¿Crees que no he tenido esta discusión contigo mil veces? Pero al menos antes estabas descalza, no desnuda. No podré soportar que todos los hombres estén mirándote mientras estás por ahí exhibiéndote. Lo siento, Heather, pero me tendrás golpeando a un millón de cabrones.
–¡¿Siempre eres de mente tan cerrada?!
Cole se puso de pie bruscamente.
–Diablos, sí. ¡Y aun así te gustaba!
Heather lo siguió mientras él saltaba fuera de la furgoneta.
–No lo puedo creer, ¡eres un malcriado!
–Y tú una desnudista.
–Te equivocas, no me pagan para desvestirme.
Colin se rió con amargura.
–Tienes razón, tú lo haces gratis.
Heather dejó de perseguirlo, permaneció de pie con la boca abierta, indignada. Cole también se detuvo, volviéndose hacia ella, su rostro mostraba una pequeña cantidad de arrepentimiento. Sin decir una palabra, Heather pasó junto a él para marcharse, golpeándole el hombro en el proceso. Él le atrapó un brazo.
–Suéltame –Heather exigió con la mirada puesta donde sus dedos la sujetaban.
La soltó, negándose a pedirle perdón, y la miró mientras se marchaba a través del estacionamiento de la academia. Una oleada de culpa lo acometió, esta roía sus huesos dolorosamente. Había sufrido tanto al no tenerla y, cuando era suya nuevamente, la llamaba zorra. ¿Qué clase de imbécil era? Movió sus pies apresuradamente al intentar alcanzarla.
–¡Heather, espera!
Cogió su brazo una vez más.
–¿Qué pasa? ¿Olvidaste decirme ramera o algo por el estilo?
Él sacudió la cabeza.
–No, yo... –tartamudeó–. Lo siento. Siempre digo cosas impulsivas, no pienso, soy un bastardo contigo, siempre lo he sido. Perdóname. No quise... en serio no quise...
–¿Llamarme prostituta por segunda vez? Prostituta gratuita.
–Lo sé, no merezco vivir –soltó dramáticamente–. Es solo que... me pone, ya sabes... celoso...
Heather le despidió una mirada de furia con los ojos entrecerrados, comenzó a sacarse el sweater por encima de la cabeza, dejándolo caer a un lado, mostrando el brasier de encaje que hacía juego con sus panties. Los ojos de Colin se agrandaron, merodeando su cuerpo. Ella hizo bajar sus pantalones, deslizándolos hacia abajo en sus piernas largas hasta quitárselos. Se paró en una postura altiva, con una mano en sus caderas y las cejas levantadas. Dio patadas para quitarse las botas de terciopelo, desabrochó su sostén, lo arrancó fuera de su cuerpo y finalmente se deshizo de toda su ropa interior. Lo único que la cubría era su abundante cabellera y los accesorios que colgaban de su cuerpo, como brazaletes, anillos y collares.
Cole dio un paso hacia adelante, Heather retrocedió.
–Adiós.
Le hizo un gesto de saludo con la mano y le dio la espalda.
–¿A dónde vas? –él atrapó su cintura con un brazo–. Tú no puedes desnudarte frente a mí y escapar luego.
–¿No? ¿Por qué?
Heather pudo sentir a Colin rozando la desnudez de su piel, la tela de su ropa frotándose en su cuerpo acalorado. Tragó saliva al percatarse de sus tensos músculos presionados contra todo su cuerpo, su pelvis estaba adherida al costado derecho de sus caderas, sus piernas separándose para rozarle los muslos desnudos con las rodillas. Con un dedo, trazó la línea de su mandíbula, luego contorneó sus labios. Ella no pudo evitar temblar.
De forma tosca, la empujó hacia una de las limusinas de Eustace. Heather se encontraba aprisionada entre una de las ventanas y el cuerpo de Colin. Contra su espalda podía sentir el cristal frío, contra sus pechos, a Cole. Contra sus muslos, a Cole, contra su abdomen, Cole. Contra sus labios, Cole, arremetiendo de manera vehemente dentro de su boca.

Larissa escuchó a Jerom sisear después de que le hubiese enterrado el cuchillo en alguna parte de su espalda. Inmediatamente, retiró el arma fuera de su piel al tiempo que sus colmillos la rasguñaban, retrayéndose.
Gruñendo, él la aplastó bajo su peso, sacó una de esas cartas de hechizos y pronunció el conjuro en voz baja. Luego de un minuto, el tatuaje de una serpiente blanca se había transportado a la palma de su mano. La serpiente se movió sobre su piel, enredándose en dos de sus dedos, el índice y el medio. Larissa se sacudió, intentaba dar patadas y gritar. Él puso su mano vacía encima de su boca mientras la mano tatuada se aproximaba hacia su frente.
Con sus dos dedos, la tocó en el punto de su frente donde debería estar el chakra de su tercer ojo. Hubo un destello de luz blanca que lentamente se transformó en todo lo que veía y todo lo que recordaba. Blanco. Eventualmente, su consciencia fue arrastrada hacia el abismo.
Jerom jadeó, sintiendo el modo en que el cuerpo de Larissa se aflojaba en sus brazos. Ella ya se había quedado dormida debido al hechizo de borrar su memoria, la cargó con facilidad y la colocó recostada sobre los asientos delanteros del automóvil. Gateó con cuidado por encima de su cuerpo para retirarse, no sin antes agachar su cabeza y depositarle un tenue beso en la mejilla.
Le arrebató el cuchillo que colgaba torpemente entre sus dedos y lo devolvió a su cinturón de armas, pensando en cuán bizarro era que en ese instante el disco de los Beatles se estuviera reproduciendo.
–Duerme, Larissa –susurró.

Charity sintió el aroma tan fuerte a miel que endulzaba su cuerpo, había pasado mucho tiempo desde la última vez que despertó rozando la piel que tanto anhelaba en sueños. Con los ojos cerrados alcanzó la mano de Jerry que descansaba en su vientre bajo y la hizo deslizarse más arriba por todo su torso, incluyendo sus pechos. Su mano era hermosa, masculina, fuerte, larga, con la piel ligeramente áspera que deberían tener todos los hombres. Le besó los dedos, uno a uno, lamiéndolos con la punta de su lengua, sabían dulces también.
Al girar su rostro, descubrió que él continuaba dormido y sonrió. Normalmente se veía tierno, en su fachada normal, pero mientras dormía, era más celestial que un ángel. Tenía los ojos cerrados plácidamente, los labios un poco secos, pero igual de apetitosos, Charity quería inclinarse y lamerlos para humedecerlos. Sus músculos fuertes estaban más relajados, su pecho tenía un suave ritmo al ascender y descender. Y su cuerpo estaba todo desnudo para que ella pudiera hacerle cualquier cosa, como seguir tocándolo, o continuar dándole besos furtivamente en cada área descubierta. Su cabello estaba rubio, como a ella le gustaba, había bastado con hacer un movimiento de cabeza y su cabello había dejado de ser negro azulado para convertirse en oro. Lucía como el mismo Jerry que la había dejado perdida, abandonada. Por este chico, ella daría su vida sin pensarlo.
No tenía la intención de despertarlo, pero no pudo evitar acercarse, acurrucarse en sus brazos y robarle un beso en el cuello, cerca de la mandíbula. Sus labios quemaron al contacto y Jerry abrió los ojos muy rápidamente. Char se cubrió la boca con las manos.
–Perdón, no quise despertarte.
Una sonrisa traviesa se extendió por toda su hermosa cara. Él deslizó sus manos hasta enredarlas en su cintura y tiró de ella para ponerla encima de su pecho.
–Gracias a Dios me has despertado –dijo con voz ronca. Voz sexy–. He estado aquí, perdiendo el tiempo soñando contigo, cuando puedo en realidad tenerte.
Él hizo descender sus manos hacia su espalda baja, despacio, sensual; tocó sus glúteos y muslos descubiertos en el camino, haciéndola delirar de placer. El roce de sus pieles desvestidas era suave como la textura del terciopelo, pero más tibio.
Ella besó su boca.
–La he pasado increíble, Jerry, yo... –se quedó callada.
–¿Tú qué?
Char sacudió la cabeza.
–Nada, mi príncipe.
La princesa salió de la cama, se puso de pie y comenzó a vestirse con lo que quedaba de su costosa ropa, la armadura de Leives para su torso, sus pantalones de marca y sus zapatillas vintage. Notó el modo en que Jerry la observaba con atención mientras se ponía las prendas encima.
–¿Qué sucede? –preguntó.
–Eres hermosa, princesa.
No quedaba nada de Leive en ella ahora debido a la salida del sol, su cabello estaba de ese tono rubio oscuro natural y sus ojos nuevamente muy azules.
–También tú –dijo ella con una sonrisa resplandeciente.
De un salto, se sentó a horcajadas encima de sus caderas y volvió a besarlo. Jerry atrapó sus labios entre sus dientes, mordiéndolos de forma arrebatada, ella dejó escapar un sonido entre un suspiro y un gemido. Él tenía las manos ahuecadas en su rostro para no dejarla retirarse mientras la besaba libidinosamente.
Cuando se separaron, ambos estaban jadeantes y sonrojados. Él estaba jugueteando con los dedos en el borde de sus ropas, intentando desvestirla otra vez sin que ella lo notara.
–Te amo, princesa, te amo –masculló sin aliento.
–Jerry, debes dejarme ir.
La princesa atrapó sus manos para alejarlas de cualquier parte de su cuerpo en la que quisieran escurrirse. Se levantó y se precipitó hacia la puerta de la habitación de hotel. Jerry la siguió, torturándola con su desnuda presencia. Si daba un paso más cerca, se lanzaría sobre ese agraciado cuerpo y dejaría aún más marcas sobre esa dorada piel.
–No te vayas –él rogó con voz urgente y suplicante.
Char alargó un brazo y tocó su mejilla rasposa por esa barba rubia invisible.
–Siempre te amaré, príncipe.
Sin decir nada más, dejó la estancia, poniendo una puerta cerrada entre ambos. Jerry lo supo de inmediato, ella nunca iba a volver, esas palabras acababan de ser su despedida hasta... ¿otros dieciséis años?
Algo amargo y férvido, igual que el fuego, corrió a través de sus venas. Furibundo, cogió una lámpara de la mesa y la arrojó contra la puerta con todas sus fuerzas, el cable lanzó un chispazo de electricidad al ser arrancado.
Dio un puñetazo en la pared, la cual se agrietó debido a su fuerza, sus tatuajes estaban empezando a despedir fucilazos. Salió de la habitación dando un portazo, alcanzó a Charity en el pasillo y la cogió por un brazo de manera brusca.
–Charity –la llamó con ira. Ella se giró para mirarlo, sus ojos estaban húmedos e inyectados en sangre–. ¿Cómo te atreves a huir? –alzó la voz. Nunca le había gritado, nunca a ella, a su princesa. No pudo contenerlo–. ¿Vas a decirme que lo que pasó no significó nada para ti? Si ibas a irte, ¿por qué me has dicho que me extrañabas y toda esa mierda? No quiero... perderte, entiéndelo –su voz se quebró–. ¡No quiero perderte de nuevo, maldita sea!
Char secó sus ojos con el dorso de su mano.
–No tienes derecho a reclamarme nada –repuso de forma ahogada, conteniendo el llanto–. Fuiste tú el que llegó con sus canciones de amor. ¡Tú me besaste primero! Y luego besaste a todas las mujeres que se cruzaron en tu camino. Si lo que quieres es ser libre, adelante, pero deja de joderme.
A Jerry se le cayó el alma a los pies. Lo sabía, siempre era su culpa, siempre hacía sufrir a los que amaba. Él no merecía amar ni ser amado, no merecía a Charity, a nadie. Siempre lo supo, nació para estar solo, ese era su único destino.
–Eso es, quédate callado, es un buen momento para no decir una jodida palabra, ¿verdad? Y, para tu mayor satisfacción, ¡sí, estoy malditamente celosa!
Después de decir aquello, se dio la vuelta y corrió. Había cometido un error al volver a estar con él, un error que le había costado su dignidad, su pudor y su corazón. ¿Por qué amar era tan doloroso? ¿Por qué solamente les entregaba su corazón a los chicos equivocados? Por Jerry, había roto todas sus reglas, había hecho cosas que juró no hacer jamás, había admitido estar celosa, porque realmente lo estaba, había violado su código, se había convertido en una plebeya. Pero, al final, parecía destinada a sufrir en soledad. Tal vez debería haberse quedado como era antes, fría, codiciosa, vanidosa, presumida. Nada la lastimaba en ese entonces, nada la derribaba.
Después de tanto correr, se dejó caer en sus rodillas en medio de una oscura calle desierta.

Ania escuchó gritos desde las afueras de la academia, sonidos desafinados y roncos que se infiltraban en su dormitorio a través de su ventana. Se cubrió los oídos con una almohada, gruñendo. Ya era suficiente con sus pesadillas como para que un grupo de adolescentes se pusieran a hacer fiesta bajo su ventana. Sonaba como una serenata, una canción romántica sin entonación alguna. Si esto era una broma para ella, estos niños iban a lamentarlo. Nunca le gustó que ingresaran más chicos a la academia, eran insoportables.
Hastiada, se levantó para cerrar su ventana, no sin antes echar un vistazo hacia abajo para lanzar una palabrota a esos jóvenes criminales.
–Eh, ten cuidado con tus palabras, mi ángel –le respondió perezosamente el chico que cantaba.
Ania se congeló al reconocer aquella voz, bajó la vista de inmediato y se quedó mirando fijamente a Damien, perpleja. Él la vio con los ojos bien abiertos y se largó a reír luego de un minuto. Había una botella de whisky medio vacía en su mano derecha, su cabello estaba despeinado, un poco largo y húmedo en algunas áreas, tenía una camisa azul abierta hasta la mitad del pecho, vaqueros desgastados y tenis negros.
–¡Te amo, Hammond! ¡Amor mío, no podrás deshacerte de mí! –él arrastró sus palabras, como si su lengua fuera demasiado pesada–. ¡Yo soy un bastardo que no te merece, pero no me importa, te necesito! ¡Moriré si no te tengo, lo juro! ¿Tú quieres que muera?
Ania frunció la frente antes de golpearla con su mano.
–¡¿Estás demente, Bathory?!
Él respondió con una risa.
–¡Sí, me has vuelto loco! ¿Por qué todo lo que tengo es malo? Mientras tú, todo lo que tienes es bueno. Al menos hice algo bien en mi vida y fue amarte. ¡Te amooo! ¡Te amo!
–¡Cállate, Damien, tienes que callarte! –ella susurró en tono urgente–. Eso sería algo positivo en tu vida.
–¡Ah, me duele! –se tocó el lado izquierdo de su pecho–. ¡Le haces daño a mi corazón!
Damien comenzó a escalar sobre los ladrillos de piedra y enredaderas de la pared. Ania cerró la ventana.
–¡Vete! –gritó desde el lado de adentro del cristal.
Damien se colgó del enrejado para las plantas y abrió la ventana.
–Deberías poner el seguro más a menudo –le sugirió de modo travieso–. ¿Lo has considerado? Es peligroso que un chico, medio ebrio, quisiera entrar.
Se sentó en el alféizar de la ventana con los pies colgando hacia adentro, bebió un sorbo de su botella y la colocó a un lado.
–¿Cuál es tu problema, Bathory? ¡Tienes que irte de mi habitación! –rugió con enfado.
–Si me besas, me iré.
Ania cruzó los brazos sobre su pecho al tiempo que le dedicaba una mirada homicida.
–Debería empujarte.
–Sí, deberías besarme.
–¡Eso no fue lo que...! ¡Argh, olvídalo!
Irascible, dio la vuelta y se movió hacia la puerta del cuarto. Antes de poder abrirla para largarse, sintió aquellos brazos fuertes rodeando su estrecha cintura, su cuerpo empujándola hacia la madera.
–Te lo suplico, no me dejes –él la estrujó fuertemente entre sus brazos–. Yo... Ania, voy a morirme si no vuelvo a besarte. Si no te toco de nuevo... –suspiró–. Por favor.
Ella se sentía débil, vulnerable y estúpida. Todo su cuerpo estaba tiritando mientras él hablaba a susurros contra su piel, provocándole estremecimientos. Él bajó sus manos hasta sus caderas, lo que supuso que era un peligroso contacto, podía sentir su masculino cuerpo juntándose al de ella, su esculpido abdomen unido a su espalda.
Si él seguía tan cerca, tocándola, tentándola, ella perdería todo su autocontrol. Tenía miedo de lo que Damien podía hacerle a sus hormonas, de perder el juicio en sus brazos.
–Déjame, Bathory –musitó.
Él arrastró sus manos por encima de su tatuaje, introduciendo sus dedos por debajo de su camiseta y deslizándolos dentro de sus jeans, el contacto casi le arranca de la boca un sonido vergonzoso. Decidido, ascendió sus caricias hacia su espina dorsal, tocando cuidadosamente la línea de huesos hasta detenerse en el broche de su sostén, el cual abrió sin problemas.
Su otra mano estaba trabajando individualmente en otro cometido, apartándole el cabello de los hombros, palpando pacientemente la piel sobre su nuca, cuello y clavícula.
–Te necesito, mi ángel –balbuceó Damien al mismo tiempo que ponía sus labios tenuemente encima de su hombro. Besó su cuello de la misma forma dulce.
Juntando toda su fuerza de voluntad, Ania giró en sus brazos con la esperanza de poder empujarlo. Se paralizó cuando advirtió que los ojos de humo de Damien estaban mirándola con absoluta devoción, como si pensara de verdad que estaba observando a un ángel. La apretó un poco más, acercándola hasta que cada una de las partes de sus cuerpos, estuvieran tocándose.
Resbaló esas locuelas manos por encima de sus muslos, acariciándolos suavemente de arriba hacia abajo por encima de la tela de sus vaqueros, desde sus femeniles caderas hasta sus rodillas y de regreso, sus dedos se le clavaban en la piel.
Con una risa coqueta, agachó la cabeza para besarla en la boca. Tan pronto como sus labios la tocaron, su garganta emitió un sonido gutural ronco similar a un gemido mientras él movía sus manos subrepticiamente hacia la parte interna de sus muslos.
Separándose de su boca, se echó a reír, una risa oscura y endemoniada. Estaba satisfecho por hacerla gemir de placer, se regodeaba de satisfacción por hacerla perder la razón, sabiendo, que en ese preciso instante, ella dejaría que le hiciera cualquier cosa. Había sido tan estúpida.
Él olía y sabía fuertemente a alcohol, estaba retrocediendo, echándole una devoradora mirada de arriba abajo. Volvió a sentarse al borde de la ventana, cogió su botella y le dio un largo sorbo que lo obligó a sacudir la cabeza justo después, aturdido.
–Fue un placer... oírte –le dijo de manera triunfante–. Tus sonidos son mejores que la música, mi ángel.
Argh. Estúpidos ruidos que salían de su boca.
Cuando Ania caminó para aproximársele, Damien alzó su dedo índice y lo  movió despacio de un lado a otro. Dio un salto hacia afuera, encaramándose al enrejado, y comenzó a bajar para irse.
Ania llegó corriendo a la ventana y se asomó, solo para darse cuenta de que él ya no estaba. O había bajado muy rápido y se había ocultado entre los árboles del jardín, o había desaparecido. Ella sujetó la botella que Damien había dejado y la arrojó fuera de su cuarto con ira. Se escuchó el sonido del cristal haciéndose añicos, de algunas plantas en movimiento, hojas secas siendo pisadas y un gruñido, que era posiblemente de Damien.
Espantada, Ania se cubrió la boca con las manos.
–¡¿Estás bien?! –gritó hacia el jardín.
Nadie respondió, pero la risa de Damien hizo eco contra los árboles, reproduciendo ese malicioso sonido varias veces. Estaba bien.
Ella cerró la ventana y puso el pestillo. Con el pecho acelerado, su pulso elevándose y un aleteo constante en el estómago, se sentó al borde de la cama. Respiró profundo, o hizo el intento, estaba mareada, trepidando todavía, al borde del llanto.
Imbécil Damien.
Suspiró, parpadeó varias veces para enjuagar sus ojos y se llevó la mano al cuello, que era lo que siempre hacía cuando se sentía devastada y sola. Sentir la plata fría en su mano le era reconfortante. Una nota de alarma tensó sus hombros al advertir que su garganta tenía algo distinto. Algo le faltaba.
Su ángel de plata. El colgante que Damien le había obsequiado.
Ella lo supo inmediatamente.
Él acababa de robarlo.

Larissa separó sus párpados, vislumbrando con la vista turbia el cielo naranja del alba sobre su cabeza. Se incorporó con el cuerpo hormigueando, su cabeza dolía, inclusive más que su cuerpo. Se tocó un costado del cuello, donde halló un par de rasgaduras alargadas semejantes a rasguños.
Nada.
No recordaba nada. Ni por qué estaba aquí, ni cómo había llegado, ni cuando. Al bajar la mirada hacia su torso, notó que tenía marcas en su cuerpo. Moretones, sí, eso no le pareció muy excepcional, ni tampoco las numerosas heridas o contusiones.
Había palabras extrañas, de un alfabeto en el que todas las letras parecían escritas al revés, dibujadas en la parte interna de su antebrazo. También tenía caritas felices sobre sus hombros y líneas al azar. Se enderezó para mirarse en el espejo retrovisor, descubrió la letra de una de sus canciones favoritas grabada en su cuello y... ¡¿Bigotes sobre su cara?!
Se frotó la parte superior de su labio con un brazo y, mientras lo hacía, descubrió algo lanzado en las alfombras de su BMW. Lo recogió con duda y lo inspeccionó. Era un papel cuadrado. No, una fotografía, una de un chico verdaderamente atractivo, firmada con el nombre de:
Joseph Blade.
Un relámpago de impresión cruzó sus negros ojos. Un segundo más tarde, esbozó una sonrisilla.
–No soy tonta, Jerom –dijo para sí misma–. Te dije que me aseguraría de no olvidarte.
Sacó el teléfono celular de su bolsillo, marcó un número y esperó un breve momento mientras le contestaban.
–¿Robert? –masculló con la voz firme–. Tengo lo que necesitas.

32 comentarios:

FlooM1 dijo...

IJSDKDFHJKFHDFJHFJ SIENTO NO HABER COMENTADO EN EL MARTON STEPH, ESTUVO INCREIBLEEEEEEEEEEEEEE YA ME PASARÉ POR AQUI A DECIRTE TOOOOOOOOOOOOODO LO QUE TENGO QUE DECIRTE♥

Wilmeliz dijo...

Esta loca.
Si se atreve a lastimar a Jerom la mato.
Que capitulo me encanto.
El maraton estuvo estupendo no lo olvides nunca.
Heather y Collin la pareja perfecta, ellos peleando se quieren.
Damien y Ania puro amor deseo que ya regresen.
Jerom estupido debiste no dejarle la foto ahora ella te delatara y a ti te mataran.
No salio ni Anker, ni Nike que tristeza.
Ok sinceramente Char es una tonta.
Que regrese con max la necesita.
Steph en serio amo tus novelas. Eres estupenda.
Al fin estoy volviendo a comentar como antes.

Valen Biggestsmile dijo...

STEEEEEEEEEEEEPH! oye, necesito que me ayudes a hacer un nuevo logo para el fan Page! y quisiera despues que entre todos los lectores recolectar preguntas y hacertelas a ti, y luego publicarlas en el Fan Page! no se que te parece? :') Voy a leer y vuelvo a pasar por aqui hahaha <3333 AHHHH Y para la proxima novela, Puedes usar como personaje a douglas booth skjnmdkldjehbejkneik el de LOL. okya Love, Valen

Iveeth Luna Gámez dijo...

Hola, siento no aver comentado el maraton pff tuve una semana dificil ._. pero igual quiero decirte que me encanto y que en el momento que leí "El mundo se acabaría antes de que Joseph Blade sienta celos" me puse a gritar como loca, fue demasiado de verdad *-* me encanto todo lo de todos los caps jaja aunque Charity .-. me desespera -.- ok si Jerry beso a mas chicas (ME BESO *-*) pero ella solo necesitaba hablarlo con el -.- no salir corriendo como acostumbra ¬¬ igual me encanto el capitulo.
Bueno Steph la verdad es que estoy de rapido jaja luego paso de nuevo.
Baaew'

Natalie dijo...

Hola soy una nueva lectora. Apenas voy por angeles noctambulos la cual me encanta igual que Tentacion, Seducion, Obsesion, The hotel nighmare, los huesos de charlotte y cementerio para tramposos. Lo se llevo tiempo leyendo y ahora me digne en comentar.
Este blog me lo ha recomendado WilmelizB (Susy) no se equivocaba con lo que tus novelas eran buenas.

Mar dijo...

Debo decir que leerte me encanta. Su una esceitora principiante. Algún consejo de una experta?? Eres una excelente escritora

Anónimo dijo...

uhh! esta excelente coo siempre bueno estoy triste por lo de jeery y larissa creo q se esta equivocando en grande ok ojala q se arrepienta bueno me encanta el cap de esta semana cuidate c:

Anónimo dijo...

Tienes que seguirla, eres increible! la novela esta genial.

Anónimo dijo...

OMG
Que divinidad de capitulo, me ha fascinado.. perdon por no hacer comentarios extensos como antes pero es que no tengo mucho tiempo D:
Como siempre solo debo decirte que lo estas haciendo de maravilla y que sigas asi...

Damian es un maldito xD que hara con el angel?
Me sigo preguntando con cual de los dos gemelos se quedara larissa
y Char y Jerry deben estar juntos pro siempre si o si!

Att: OneDJobros

Betty dijo...

OMG!!! Que capitulo, me encanto. Pobre Jerry, una buena, viente malas U.U Colin y Heather, si no hay pelea entre ellos Heather no es Miranda, lo peor que el pibe casi mas arruina todo, pero es Colin, que mas hay que hacer :P
Larissa, que le va a hacer a Jerom, que tenga mucho cuidado con mi chico ?) o sino se mete con migo!!! JAJAJA... si, estoy muy mal, necesito ir a tomar mi medicina :P Super dotada Larissa para acordarse ?)
Espero que tengas muchoos comentarios y que subas pronto el siguiente capitulo. Cuídate y besotes ♥

Anónimo dijo...

Muy buen capitulo

Anónimo dijo...

SIGUELA siguela

Anónimo dijo...

Larissa debe quedarse sola. Me gusta tu novela

Anónimo dijo...

Eres la mejor!

Anónimo dijo...

OH GOD, SIGUELAAAAA!! por favor esta muy buena

Anónimo dijo...

El capitulo fue geniaaaal, que capitulo por Dios.
Eres la mejor, tienes que sgeuir la novela cuanto antes!

Anónimo dijo...

Hola soy nueva lectora me dice Maqqi, estoy leyendo El hotel Nightmare aún me falta algo para terminar esa impresionante historia pero pienso seguir leyendo, estoy enferma y mientras hago reposo esa es mi medicina.
Tus novela me las recomendó Florencia (FlooM1)
Eres muy buena escritora, me muero por leer todas las historias que siguen.

Anónimo dijo...

De verdad que debes seguirlas tus novelas son impresionantes. Mira que escribes excelente. Larissa no me cae bien pero tampoco me cae mal. Es un misterio con cual de los hermanos se quedara aunque tambien en sus planes esta conquistar a Anker asi que espero a ver que hace. Nike y Jerom son hermosos espero que larissa no se quede con ninguno de los dos.

Anónimo dijo...

Execelente

Roberta dijo...

Hola soy nueva este blog me lo recomendo WilmelizB (Susy). Por lo que he leido tus novelas son muy buenas.

Anónimo dijo...

ss la mejor escribis genial, no lo dejes por unos pocos comentarios

FlooM1 dijo...

El capitulo fue jodidamente increible stephany, sin palabraaaaaaaaaaaas, te faltaron las letras rojaaaaaas aunque en color blanco se leían, pesaban & sentían muy bien.
Tengo tantas cosaas que decirte, como un solo capitulo me puede dkjshfjdsgfdsgfdjf♥
Colin & Mir (Para mi siempre será Miranda) son ellos, sus peleas, sus formas de ser tan distintas y sin embargo son como dos piezas de un rompecabezas, no te des dos veces con la misma piedra, Cole no seas idiota, no tienen que cambiar, así no tendría sentido pero por amor uno renuncia a ciertas cosas. tienen que entender que para la nueva Mir todo es un poco bastante confuso.
Me da tanta ternura Jerry & Char, par de idiotas. Se aman y lpm tienen que estar juntos Steph, no pueden separarse mas, no pueden resignarse a ser infelices así sin mas, tienen que luchar para poder hacer real ese amor.
Ania & Damien comos los amo, porque Damien es así, ah porque? tu quieres que comience a odiarlo? los quiero ver bien, todo esto parece tan lejano a aquella primer novela dónde Damien contaba historias de mundos de fantasia completamente reales... los quiero de vuelta steph, amo a esa pareja los amo y los quiero juntos.
Larrissa lpm que no le haga daño a mi Gemelito, por favor que no lo haga, ni el ni ella lo merece, supongo que de estar en su lugar actuaria así, a fin de cuentas es su vida la que esta en juego pero lpm. si le hace algo a Jeron la matooooooo, no quiero que Larrissa se vuelva en la mala de la pelicula, no quiero verla como mala, me agrada, ha sufrido demasiado ya.

Steeeeeeeeeeph el maratón fue increibleeeeeeeeeee, no pude comentar y de hecho en este preciso momento debria estar durmiendo pero estoy aca y es donde quiero estar, Steph tus novelas son ese algo que me jfdhjfhdjghks y nunca me falla, el día en el que veas que mi comentario falta, mas de dos veces seguidas puedes preocuparte porque o me eh raptado a un Jonas y me estoy divirtiendo o me pasó un tren por arriba y en el cielo no existen las Laptos, es en serio Steph, así como no quiero que tus noves me falten yo no quiero faltarte a ti tampoco, te las arreglarias peeeeeeeeeerfectamente linda, pero me gusta ser de apoyo psicológico al menos, posiblemente comiences a notar comentarios mas escasos, vacios, y quisas mi ausencia algunas veces, odio los comentarios cortos pero se vienen tiempos algo complicados, no malos, pero el ultimo tiron para finalizar el año, pruebas, examenes, cumpleaños y una vida que intentar vivir. Pero nunca nunca dejaré de estar acá, Entro todos los lunes y casi siempre leo los capitulos ahi, vuelvo a entrar los miercoles ''Por si acaso pasa algo y Steph aparece magicamente'' luego entro los viernes, los sabados, unas de esas cuantas visitas que aumentan con notoriedad son mias xD
Steph te quiero muchísimo, eres de las mejores escritoras y una persona muy especial en mi vida, no dejes de hacer lo que amas, no renuncies a tus sueños lucha, lucha hasta las últimos consecuencias, ''No dejes que tus miedos tomen el lugar de tus sueños'' ♥

Anónimo dijo...

Muy buen capitulo me encanto.

Anónimo dijo...

Siguela escribes muy bien

Anónimo dijo...

siguela siguela siguela siguela

Anónimo dijo...

Me ha encantado el capitulo La verdad me impresionas

Anónimo dijo...

Espero pronto capitulo

Anónimo dijo...

Me encantan todas tus novelas

Anónimo dijo...

Sube sube

Anónimo dijo...

Amo cada novela tuya

Anónimo dijo...

Ya quiero que suban cap

mayjb dijo...

Esta novela es estupendaaaaaaa, sabes que a veces se me hace difícil comentar y publicar pero eso no significa que haya olvidado este precioso mundo, el capitulo fue Genial, cole y Heathers, Damien & Ania, Jerry & Charity, Jerom y Larrissa...
Todo fue increible, tienes que seguirla pronto, no quiero que Larrissa le haga daño a algún gemelo.

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